Tom & Viv: una tormentosa historia de amor
Tras ser testigos la anterior actualización del tormentoso matrimonio entre Sofía Loren y Marcello Mastroianni en Matrimonio a la italiana, nos topamos de nuevo ante una historia de amor forjada a base de drama, tormento y martirio. En Tom & Viv nos encontramos con una historia de amor que sobrepasa los límites de lo intenso.
Nos encontramos ante una importante y muy discutida película histórico-biográfica de Brian Gilbert basada en la pieza escénica de Michael Hastings, que muestra el drama sentimental del famoso poeta, dramaturgo y crítico tomas Eliot. Relata no tanto la vida del poeta, dramaturgo y ensayista –premio Nobel en 1948– ni su hacer literario, sino más bien la figura de su primera mujer. Esta es la verdadera y apasionada historia de amor entre T.S. Elliot, uno de los poetas más grandes del siglo XX, y su esposa Vivianne Word, una hermosa y vivaz muchacha de la alta sociedad en buena parte inspiradora de toda la obra del poeta. A pesar de que se tenían un intenso y perdurable amor, su dispareja unión estaba destinada a fracasar desde un principio. Vivianne padecía un desequilibrio hormonal y las medicinas que le recetaban la hacían comportarse de una manera excéntrica y errática, hasta el punto de ser tachada de loca por la sociedad que los envolvía. A medida que la carrera de Elliot ascendía vertiginosamente, el comportamiento de Vivian se hacía cada vez más difícil de controlar, por lo que finalmente él decide internarla en un asilo.
Ambientada en el vibrante mundo de un Londres de entreguerras, Tom & Viv explora el nacimiento de las mejores obras del poeta, a raíz del dolor y las dificultades presentes en su matrimonio. A pesar de que Vivianne ha sido descartada de la historia de Elliot en muchas ocasiones, su contribución a su vida y obra son completamente inconmesurables. El director del film comentó en una ocasión lo siguiente: “Si Elliot supo captar la esencia de la guerra en La tierra baldía sin haber pisado jamás un campo de batalla es porque el verdadero campo de batalla lo tenía en casa”.
Los episodios que se dan lugar en la película nos dejan ver una cara nada agradable del dramaturgo, y lo colocan en situaciones en las que no sale muy bien parado. Se sugire vagamente que Elliot se sirve del matrimonio para introducirse en la alta sociedad inglesa y en otros ambientes literarios (se muestran círculos sociales en los que vemos a Victoria sackville West o a Virginia Wolf), a fin de publicar sus poesias. También lo deja mal parado al hacerlo principal responsable del reclutamiento de su mujer (por incapacitación mental y moral) y se le acusa de abandonarla y de negarle la libertad, incluso después de estar ésta curada. En la misma línea de taimada conducta se sugiere que debería situarse la conversión de Elliot al anglicanismo. La película destapa los hechos oscuros de tal insigne dramaturgo y evoca una imagen un tanto egoísta de él. No obstante, cabe la posibilidad de que esta sea tan solo la percepción de una humilde servidora. Considero que la figura de Elliot requeriría un estudio psicológico algo más profundo así como de sus motivaciones personales; sin embargo, la falta de trazo y hondura llevan la narración a una acusación un tanto superficial.
En cuanto a la interpretación del dramaturgo, a cargo del conocido actor Willem Dafne (yo siempre lo recordaré como el malo de Spiderman), cabe comentar que su actuación es muy correcta y acertada teniendo en cuenta la dificultad que significa interpretar a un personaje tan profundo como T.S.Elliot; quizá se echa en falta una pizca de riesgo y de pasión en la encarnación del personaje, pero supongo que esto no incumbe tanto al actor, sino más bien a la dirección del film. En cuanto a la interpretación de Viv a manos de Miranda Richardson, considero que el papel que juega de excéntrica y de loca la hace brillar con luz propia. Tanto el guión como la dirección del film prestan una atención fundamental a este histriónico personaje, pues no deja de ser también una pieza fundamental en la vida y en la obra del autor. La encarnación de Viv por parte de la jóven Richardson es magnífica y asombrosa, supongo que también se debe a la riqueza que representa un personaje tan peculiar que experimenta sentimientos tan contradictorios. Estos altibajos emocionales le permiten a la actriz destacar por encima de muchas cosas.
Cabe destacar, por otro lado, la riqueza de escenarios y decorados y el excelente trabajo de vestuario; sin duda un acertadísimo trabajo de fotografía. La música también contribuye a hacer brillar una película que, de otro modo, sería simplemente aceptable. Y es que el rodaje en escenarios naturales de Londres y Oxford queda enriquecido con una banda sonora de temas clásicos (Brahms, especialmente) y por el espléndido cuadro interpretativo que encabezan Willen Dafne y Miranda Richarson, muy comedidos en sus difíciles papeles.
Es sin duda una interesante forma de descubrir el trasfondo oculto en los poemas de este genial dramaturgo y de ser testigos de una historia de amor tormentosa que, no obstante, consigue enternecer al corazón más gélido. Hay secuencias artísticamente muy logradas, como la del desenlace final: esa serena despedida entre Viv y su culpable hermano y el descenso en ascensor de Tom (la culpabilidad en persona) tras haber recitado sus poemas en la radio.
Si tenéis ocasión de verla, no lo dudéis. No os quedéis sin conocer a Vivianne.
PDTA. Estos fueron los puntos de reflexión que se debatieron tras el visionado de la película en el ciclo “Imatges de Dret al Cinema”: la naturaleza jurídica del matrimonio; el derecho a la sinrazón (locura e incapacidad judicial); la herencia y el testamento; la moralidad y el entorno social.
Os dejo con el trailer de la película
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